jueves, 4 de junio de 2009

Las virtudes

Las virtudes

Hemos visto que la felicidad del hombre radica en su perfección como tal. Hemos visto también que dicha perfección consiste en ordenar las tendencias y las pasiones a la razón. Así resulta necesario que cada potencia del hombre esté ordenada a su acto propio[1]. Dicho de un modo más coloquial, la perfección de un auto consiste en que cada uno de los distintos elementos que lo componen estén ordenados al fin último, esto es que el auto ande. Y ande bien. Cuanto mejor (más cómodo, más seguro, más rápido) ande será mejor el auto. Pero para ello es necesario que cada una de las partes cumpla de un modo más perfecto su función (y su función está especificada por el acto para el que sirve, es decir la función del volante es girar las ruedas y de ese modo al auto).

San Agustín dice que “virtud es la buena cualidad de la mente, por la cual rectamente se vive, y que nadie usa mal, la cual Dios obra en nosotros sin nosotros”. Santo Tomás, al comentar esta definición, aclara que la parte de la definición en la que San Agustín se refiere a “que obra en nosotros sin nosotros” se refiere sólo a la virtud infusa[2].


Características de la virtud

Consiste en un cierto término medio. Quiere decir que es equidistante entre dos extremos viciosos. (Ej la virtud de la valentía es un término medio entre la cobardía y la temeridad)


Las virtudes cardinales son aquellas que configuran la estructura misma de la vida moral. Son cuatro:

La prudencia
La justicia
La fortaleza
La templanza

[1] Aristóteles, Ética Nicomaquea 1106 a : “Digamos, pues, que toda virtud perfecciona la buena disposición de aquello cuya virtud es, y produce adecuadamente su obra propia; como, por ejemplo, la virtud del ojo hace bueno al ojo y a su función: por la misma virtud del ojo vemos bien. Del mismo modo la virtud del caballo le hace ser buen caballo, apto para correr, para llevar al jinete y para esperar al enemigo.”
[2] Santo Tomás, “cuestión disputada sobre las virtudes en común. Cuadernos de Filosofía N° 22 Universidad Iberoamericana departamento de Filosofía México, D.F. 1994.